La familia Macri es, históricamente, una de las que fuentes de mayor succión de las arcas del erario público, desde que durante la época del proceso se hiciera condonar deudas adquiridas para préstamos en su empresa que fue pagada por el estado Argentino, o sea nosotros, los ciudadanos.
No pudimos hacer nada, la impotencia frente a los poderosos se sustentan en acciones extrañas, como el voto como presidente.
Lo cual es el voto para lo que pasa actualmente. Sigue en la misma tónica, autoperdónandose deudas.
Ahora bajo un régimen de ahogo en impuesto a la sociedad, empresas y negocios, con un propósito de supuesto blanqueamiento para habilitar que con dinero que no pagó impuestos, ahora los ricos son los único con posibilidades de hacer negocios, por ejemplo, los inmobiliarios, ya que son los únicos capaces de concretarlos, con dinero del que nunca tendrán que dar cuenta.
Cultor del método de llevar servicios, comida y saluda a precios exorbitantes, Macri se perdona a sí mismos, sus propias deudas.
Aun no queda claro qué fue de la bravuconada de devolver al país lo que tiene en cuentas offshore, que arrumbará entre investigaciones y lentitud de procesos y falta de leyes, que ya cayó en birlarse más de 70 mil millones de pesos que los Macri le deben al Correo Argentino, o sea al estado.
Se auto quitó el 98,82 por ciento de la deuda que mantenía y con inexistentes cuotas que cubrirá en el 2033.
Y eso, suponiendo que fuera a pagar algo, ya que esa causa lleva enterrada hace más de 15 años, y si no fuera por este “movimiento” extraño de autoperdonarse no había salido a la luz.
¿Pero el pueblo hace algo?
No se entiende cómo votaron al más peligroso ladrón de todas las épocas en la historia de la política argentina.
Frente a los “casos” de delitos de Macri, no ya de su padre, sino de él mismo, lo que le imputa a Cristina, es prácticamente un vuelto; a pesar que hay muchísimas pruebas en donde las huellas de Macri están demostradas, incluyendo sus propias declaraciones que lo incriminan, y mientras en Cristina hay muchos dedos y prensa, pero ninguna prueba, el pueblo sigue creyendo en Macri.
Coses vederes que non crederes.
El único consuelo que tenemos es que Trump es peor, pero sólo porque sus políticas son más peligrosas que las de Macri.